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Por salud y por respeto al medio ambiente, así de sencilla podría ser la respuesta al título de este artículo. En Toldos Guardamar nos gusta cuidarte y darte buenos consejos para tu día a día y, hoy, toca hablar del aceite de palma, un invitado que lleva mucho tiempo sentándose a nuestra mesa y que la industria alimentaria usa para sustituir materias como la mantequilla, más cara, en la elaboración de muchos productos.
Un estudio publicado en una prestigiosa revista, ha abordado el tema del aceite de palma. Se ha publicado que este aceite es rico en ácidos grasos saturados y no aparece en la lista de los más recomendables para su consumo. El palmítico, componente de este aceite, está relacionado con un aumento en los niveles de colesterol LDL, siendo un factor de riesgo cardiovascular, lo que ya de por sí ha hecho saltar las alarmas.
Asimismo, desde la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria han asegurado que esta clase de aceite cuenta con moléculas carcinogénicas cuando es calentado a temperaturas superiores a los 200 grados.
Se encuentra en muchos de los productos que podemos untar como margarina, patés vegetales, crema de cacao y derivados del queso entre otros; pero también podemos encontrarlo en sopas de sobre, bollería industrial, chocolates, pizzas, cremas, lasañas, helados, postres, cremas de coberturas para dulces, aperitivos, snacks, etc.
Hasta 2004, cuando se estableció la obligatoriedad de un etiquetado en el que aparezca toda la información sobre el producto, no podíamos saber qué contenía exactamente cada uno. Ahora, podemos ver su presencia con nombres como manteca de palma, palmoleína, oleína de palma, estearina de palma, aceite o grasa de palmiste o directamente con su nombre científico, Elareis guineensis.
La otra razón es porque el cultivo de palma produce un gran impacto medioambiental, provocando la deforestación de las selvas tropicales de Indonesia y Malasia, de donde viene el 85% de la producción mundial.