Los primeros toldos de la historia
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Los toldos son parte del paisaje urbano en todo el mundo, y lo han sido durante generaciones, ya que la historia de los toldos se remonta, al menos, a hace unos 3000 años.
Breve historia de los toldos
Las excavaciones arqueológicas demuestran que las primeras civilizaciones urbanas conocidas, en la zona de Mesopotamia, Siria y el Valle del Nilo, ya usaban telas colocadas a modo de cubierta para proporcionar sombra a los mercados y a los patios de las casas.
No obstante, el primer toldo documentado de la historia se colocó en el Coliseo de Roma, dónde se desplegó una gigantesca cubierta de tela de vela (como las velas de los barcos) llamada “velarium” para proteger al emperador del inclemente sol de roma. Ese toldo se desplegaba ya con un sistema de cuerdas y poleas, como algunos toldos más recientes, lo cual indica que en realidad no tenía nada de primitivo, sino que la historia de los toldos ya tenía en aquella época un largo recorrido.
Aunque probablemente los toldos de los siglos siguientes fueron más simples, en el siglo XIX se volvieron a ver los primeros toldos elaborados, ya mucho más parecidos a los actuales. Los primeros eran toldos fijos, unidos a las paredes de los locales con una estructura metálica, hasta que la empresa A. Fabre creó el primer toldo con brazo articulado que es el modelo que habitualmente protege los escaparates a día de hoy.
Este modelo se popularizó por todo el continente europeo, y luego por Estados Unidos, a lo largo de la primera mitad del siglo XX, y tras la posguerra, con el desarrollo industrial, aparecieron una serie de innovaciones que permitían recoger el toldo de manera automática, programar este movimiento y, con las últimas innovaciones, conectar el toldo a un sistema domótico. Una larga evolución desde el velarium, ¿verdad?
