Cuando se tiene un coche, hay que cuidarlo, tanto por dentro como por fuera. En cualquier época del año, el vehículo está expuesto a muchos agentes que pueden dañar su carrocería. El sol, la lluvia, la suciedad, los excrementos de pájaro, la incidencia de los rayos del sol… todo puede dañar la chapa del coche seriamente, aunque en Toldos Guardamar tenemos la solución.
Si tu coche pasa demasiado tiempo a la intemperie, tarde o temprano acabará teniendo alguna clase de fallo, sea mecánico o estético. Esto puede llegar a reducir notablemente su vida operativa, algo a lo que seguramente no querrás llegar.
Cuando llega el invierno, las temperaturas pueden llegar a ser bastante bajas y producirse heladas, sobre todo en determinadas zonas de España. Esto hará que las lunas se congelen y al día siguiente cuando haya que usar el coche, hay que preparar las lunas del coche.
Echar agua caliente podría ser una buena idea pero se puede roturar la luna debido al cambio brusco de temperatura. Tampoco hay que utilizar el limpiaparabrisas o la calefacción interna del vehículo por la misma razón.
Los árboles y su resina, el polen, los insectos, los excrementos de pájaros pueden acabar dañando la carrocería seriamente y tener que repintar la pieza o el coche entero en el peor de los casos.
Por otro lado, no hay que olvidarse de la exposición solar directa, lo que puede acabar con el brillo del coche. Es normal que con el paso del tiempo, la acción del sol vaya dañando la capa de barniz transparente que protege a la pintura del coche, eliminando su principal protección.
¿Cómo evitar todo esto? No todo el mundo tiene un garaje pero sí tiene la oportunidad de utilizar un toldo para parking específicos para tal fin. Con ello, y por mucho menos dinero del que se imagina, se puede tener protegido el vehículo en cualquier momento del año, incluso si se deja el coche aparcado en el jardín.