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Después de las fiestas y celebraciones navideñas, el nuevo año nos recibe con una de las mayores pesadillas de la sociedad moderna: la temida cuesta de Enero.
Si somos previsores, y conseguimos cambiar algunos de nuestros hábitos, podremos escapar con éxito de sus efectos.
La cuesta de Enero está relacionada con la economía, aunque por extensión ataca también a nuestro estado de ánimo. Históricamente se le da el nombre de cuesta de Enero al aumento de precios, tarifas y tasas que sufren los ciudadanos cada principio de año.
El último Viernes de Noviembre se celebra el famoso «Viernes negro», donde la mayoría de los establecimientos comerciales aplican descuentos a sus productos. Es la gran oportunidad de ahorrarse mucho dinero si adelantamos la compra de juguetes y regalos para la navidad.
El mes de Diciembre es el de las cenas de empresa, las cenas de equipos deportivos, las cenas de amigos, las cenas familiares, etc. Si conseguimos reducir esta apretada agenda social nuestros bolsillos nos lo agradecerán cuando llegue el nuevo año.
No se trata solo de reducir gastos. Debemos también reducir en la medida de lo posible la ingesta de comidas copiosas y alcohol durante las fiestas. Forzamos nuestro cuerpo a comer y beber más de lo que está acostumbrado y cargamos con los efectos secundarios durante semanas.
Esta es una de las medidas preventivas más eficaces. Una buena hucha donde guardar periódicamente una cantidad de dinero puede convertirse en una agradable sorpresa cuando lleguen los tiempos difíciles.
No debemos dejarnos dominar por el miedo. Todos los años llega la cuesta de Enero, y todos los años la acabamos superando. Hay que mantener la calma y planificar todo con antelación. Si somos astutos quizá nunca más tengamos que volver a preocuparnos por la «terrible» cuesta de Enero.