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Uno de los debates clásicos que surgen en estas fechas es si el abeto navideño debe ser natural o artificial.
Los ecologistas apuestan por lo artificial, ya que, en muchas ocasiones, elegir un árbol natural implica que el árbol muera o que, como mucho, se prolongue su vida unos pocos años. En Toldos Guardamar, queremos aconsejarle.
Normalmente, los abetos naturales que nos venden, no suelen ser especies autóctonas. Esto quiere decir que, si lo llevamos al bosque, vamos a estar haciendo algo incorrecto, a pesar de que pueda parecernos lo contrario. El motivo es que estaremos alterando el equilibrio del ecosistema.
Para que se pueda trasplantar el abeto navideño una vez haya terminado la Navidad, es necesario que hayamos adquirido un abeto que esté enraizado. Lo más habitual es que se corten las raíces para que entren en la maceta por lo que el árbol no sobrevivirá al trasplantarlo.
Suponiendo que hemos adquirido un árbol con las raíces aptas, la opción más segura para que el entorno no sea un problema, es trasplantarlo a nuestro jardín, siempre y cuando tengamos espacio suficiente.
Para intentar aumentar las probabilidades de supervivencia del abeto navideño, durante esas fechas deberemos darle todos los cuidados que nos sean posibles, evitando colocarlo al lado de la calefacción o de alguna otra fuente de calor, no poniéndole un exceso de luces y, por supuesto, regándolo.
Las probabilidades de supervivencia de un abeto navideño son bajas, sólo el 10% de los abetos trasplantados sobreviven. El motivo principal de que mueran es la exposición a temperaturas altas, como ya hemos mencionado antes, hay que evitar las fuentes de calor y esto es algo difícil dentro de un hogar en invierno, donde se suele encender la calefacción.
La mayoría de los árboles naturales son recogidos por recogidos por los ayuntamientos para ser transformados en compost.