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Un nuevo tipo de prendas que podríamos denominar “ropa ecológica” ha hecho su aparición, y esta aparición viene acompañada de una filosofía, cuya principal finalidad es reducir, en la medida de lo posible, el impacto ecológico que está causando el actual ritmo de consumo textil.
La producción mundial de ropa pasó de los 50.000 millones de prendas en el año 2000 a 100.000 millones en 2015.
A pesar de ello, el uso que se hace de estas prendas se ha reducido a la mitad.
En nuestro país, cada ciudadano gasta 450 euros anuales de media en renovar su vestuario, generando entre 12 y 14 kilos de residuos textiles.
De todos estos residuos, un 20% es reciclado, en un proceso que se complica cuando en la confección de las prendas han mezclado fibras naturales y sintéticas.
No sólo los tubos de escape de los coches, o los residuos que se derivan de los vertidos de múltiples empresas son causa de contaminación.
La manera en que actualmente seguimos consumiendo prendas textiles también supone un gran coste para el medio ambiente, ya que se adquieren en muchos casos compulsivamente estas prendas, a las que luego no se les da, la mayoría de las veces, el uso suficiente.
Para luchar contra esta huella ecológica que está suponiendo la forma de consumo textil actual ha nacido la moda sostenible, también llamada «moda ética» o «slow fashion«.
Esta ropa ecológica se basa en la tendencia más amplia del diseño sostenible; se crea un producto considerando el impacto ambiental y social que puede tener en todo su ciclo de vida, incluyendo así mismo su huella de carbono.
Normalmente, para que pueda considerarse ropa ecológica, no sólo tiene que estar elaborada con tejidos orgánicos o reciclados (algo que acostumbrará a venir certificado), sino que la producción tiene que ser local, a pequeña escala, cercana al diseñador y en un taller donde los trabajadores que confeccionan las prendas tengan un sueldo digno.
Vemos, por tanto, que la etiqueta de “ropa ecológica” vendrá determinada por toda una serie de factores, más allá incluso de la naturaleza y origen de los propios materiales.